Días sin ti
Mi abuela, Jose, cumplió veinte años desde que partió. Lo único que tengo de ella es un pequeño peluche de una “changuita”. Según cuenta mi prima A., un día que iban caminando por las calles del centro histórico de la Ciudad de México, la vio en una vitrina y se enamoró de ella. Quizá a mi abuela le recordó algo de su juventud, de su infancia, la cual, según sé, fue una infancia dura, llena de desafíos para sobrevivir y sobre pasar hambre. “Toma” me dijo A. “Creo que es momento de que la lleves contigo y te cuide ahora a ti, a mí ya me ha cuidado muchos años”.
En esta ciudad he encontrado y he hecho varios espacios mis lugares favoritos, uno de ellos es una librería que está sobre Friedrichstraße. Con unos cuatro pisos siempre hay algo nuevo que llevar a casa. La última vez, K. y yo nos citamos ahí para ponernos al día y explorar qué libros nos compraríamos. K. es partidaría de cosas sobre mitología y filosofía. Uno de sus libros era sobre estoicismo. Yo, está vez, salí un poco de mis habituales lecturas y elegí dos. Un libro sobre estudios de la personalidad introvertida y otro, una novela, “Días sin ti”, de la escritora española Elvira Sastre.
“Una historia de complicidad a través del tiempo, la de una abuela y su nieto”... A mí me duró poco mi abuela. Pero siempre la llevo conmigo, como si siguiera aquí, presente. Sus piecitos descalzos cuando caminaba por el jardín recien regado, los desayunos con una variante de huevo según el nieto, su estómago zumbando cada que simulaba la risa. De ella heredé los pies en mala forma, y la curiosidad por viajar y hacer casa en varios lugares. Mi abuela no se fue de mucha edad, pero se fue en calma y con todas las cosas resueltas.
Al igual que Dora, la abuela de la novela, Jose, se enamoró a temprana edad, y después de mi abuelo, no volvió a estar con nadie. Esa primera navidad sin mi abuelo, fue la navidad más triste en la vida de mi abuela, según me contó mi mamá. En mi familia hay muchas historias que son dignas de novelas, pero eso vendrá a su debido tiempo.
“Días sin ti” es una novela que me sacó varias lagrimas de principio a fin. Me hizo recordar a personas que he amado y perdido, recordar que todo es una enseñanza y que siempre se puede encontrar amor. A veces en uno mismo, y otras veces en los lugares y situaciones menos esperados.
Fragmentos de “Días sin ti” que se quedan conmigo:
"Día cero.
En el mundo hay un hueco para cada persona. Cuando dos personas se enamoran, se vuelve una, el lugar que ocupan pasa a ser sólo uno, y en él cabe el universo. Por el contrario, cuando alguien falta, su espacio se vuelve un agujero inmenso y aterrador para quien lo contempla. Lo llaman ausencia. A veces son ausencias elegidas y, otras veces, involuntarias. Pero nada da más miedo que ese vacío [...] Sin embargo, lo más curioso de todo esto es que no nos damos cuenta de que el olvido es una trampa, un mecanismo de autodefensa, la salida más fácil, un mal homenaje. No debemos forzar el olvido de quien una vez nos cedió su sitio, sino aprender a volver a ese lugar sin angustia e intentar regresar ilesos."
"Una vez leí en un sitio que el amor es una especie de fe: dos tienen que creer en él para que exista."
"Dora solía decir que las piedras están ahí para tropezar con ellas, no para hacernos cambiar de camino."
"En más de una ocasión, la vida nos pone a prueba mandándonos algo que a primera vista parece dañino, lo que consigue que desconfiemos y no querramos recibirlo. No obstante, el truco reside en darle la vuelta, en cambiarle el significado. [...] En definitiva, transformar lo que es en apariencia malo en algo sustancialmente bueno."
"Cuando nos rompemos, resurgimos. Cuando olvidamos, recordamos. Cuando nos enamoramos, nos recuperamos. Y cuando morimos, sí, también vivimos."
"Solo debo volver a escucharla para encontrarme."
"Los días sin ti son días conmigo."
"Porque la vida también consiste en aprender a querer estar donde uno está y dejar el anhelo en otros lugares. [...] cuando uno se deja llevar, se reencuentra."
"Uno ve en quien ama una casa, un refugio: una manta bajo la cual quitarse la ropa es sinónimo de fuego, un fuego que alumbra tu vida mientras dura ese amor."
"Al fin y al cabo, el amor consiste en dejar de pasar frío."
M
Perfume de gardenias (de las canciones que me recuerdad a mi abuela)